Sin medios de prensa y periodistas que puedan ejercer su trabajo, no hay democracias posibles. El decir la verdad al “poder” – de cualquier naturaleza- sigue siendo una de las tareas más nobles y riesgosas en el continente. Hace aproximadamente 10 años, a caballo de la agenda de la apertura, un grupo de periodistas en América Latina se abrieron paso en las redacciones promoviendo la apertura de datos públicos, estandarizando esos datos y construyendo nuevas formas de narrar en la era digital. El trabajo seguía siendo el mismo- decirle la verdad al poder- por intermedio de herramientas digitales y basados en datos. En el centro de esta evolución en las redacciones, se encontraba la premisa de que la información pública debe estar disponible para todas las personas.

Los tiempos han cambiado pero el espíritu de periodistas y medios latinoamericanos continúa. El uso de datos y herramientas digitales  ya es algo común en muchas redacciones. Las herramientas de análisis se encuentran mucho más accesibles. Algunos medios han comenzado a explorar herramientas basadas en aprendizaje automático para monitorear compras públicas, discurso misógino en  línea o entender grandes cantidades de información. Medios latinoamericano como La Nación en Argentina y Ojo Público en Perú, siguen estando a la vanguardia global de estos desarrollos.

Por otro lado, los tiempos han cambiado y la agenda de apertura- esencial para que el periodismo pueda cumplir con su rol- se ha estancado y en algunos casos francamente retrocedido. El trabajo del periodismo sigue siendo riesgoso y en demasiados casos, cuesta la vida a quienes lo ejercen. América Latina- tal vez el mundo-  no se encuentra en  un buen lugar para quienes, consiguen bases de datos, crean herramientas y cuentan historias.

Los algoritmos crecientemente se hacen presente en todas las actividades de nuestras sociedades. El proceso para construir tales algoritmos se encuentra basado en datos que – en muchos casos- se obtienen a través de la explotación de trabajadores y crean representaciones de la realidad con infinitos sesgos. La introducción de machine learning en el sector público y privado conlleva oportunidades, pero riesgos si no existen condiciones de transparencia y explicabilidad. Dichos riesgos – una vez alcanzada cierta escala- ponen en riesgo el estado de derecho y la democracia misma.

En este contexto y en el día internacional de la libertad de prensa, desde ILDA compartimos tres reflexiones centrales para el futuro:

  1. No hay democracia sin periodistas adecuadamente protegidos para ejercer su rol. Aunque es una obviedad, el clima actual en América Latina revela lo riesgosa que sigue siendo esta profesión
  2. Las herramientas de machine learning ofrecen- como en otras áreas- una enorme oportunidad para que el periodismo siga realizando su trabajo. Para ello estas herramientas y los datos que permiten su desarrollo , deben estar disponibles.
  3. La rendición de cuentas del uso de estas tecnologías requiere de periodistas capaces de entender e investigar sobre la evolución de estas herramientas y su implementación por parte de los estados, empresas transnacionales y plataformas de internet. Sin este periodismo de investigación, mucho de nuestro conocimiento se encontrará limitado con serias implicancias para nuestro futuro

Entender más sobre el estado de los datos, y su gobernanza es una de las bases para poder avanzar hacia más y mejor periodismo en esta era. Desde el Global Data Barometer- un proyecto impulsado por ILDA y D4D – se generan insumos que esperamos aporten parcialmente hacia este fin.

Por más que sea tentador pensar que los algoritmos sustituirán algún día a quienes cuentan historias, la realidad es que hacer preguntas difíciles, buscar datos, narrar historias y jugarse la vida por ello, no es una tarea automatizable.