2021 y 2018 fueron los dos años con mayores temperaturas desde que se empezó a llevar registro. Esto se da en el contexto en que los últimos 7 años han sido los más cálidos registrados desde 1880. Es evidente que cada año que pasa se vuelve más y más urgente la acción para mitigar y adaptarse a los efectos que el cambio climático trae.

 

Para que los gobiernos lideren este esfuerzo de manera efectiva, necesitan tomar decisiones basadas en evidencia e informadas. Por su parte, la sociedad civil, los activistas y todas las personas interesadas deben poder acompañar, seguir y medir ese esfuerzo para que los gobiernos rindan cuentas de uno de sus desafíos más apremiantes.

Tanto los gobiernos como la sociedad necesitan datos abiertos, completos y confiables sobre los indicadores más urgentes para la realidad climática. ¿Y qué pasa en la actualidad con los datos del cambio climático?

 

Esta es la pregunta que el Barómetro Global de Datos se propuso responder. Durante 2021 este estudio hizo un relevamiento donde hallaron que 73 países (de 109 estudiados) proveen datos sobre emisiones, pero tan solo 28 de ellos lo hacen como datos abiertos. Aunque no solo debemos ver la disponibilidad, sino también prestar atención en cómo se provee, si es oportuna y cuánto detalle tiene.

 

Mirando al detalle los indicadores, se encuentra disparidad entre los datos disponibles de biodiversidad, emisiones y vulnerabilidad, siendo este último indicador el que menor apertura de datos registra con tan solo 21 puntos (sobre 100). En materia de biodiversidad, el 62% de los países brinda información en línea pero esta cifra también esconde notable variación en términos de las formas de vida representadas en los datos disponibles. Por ejemplo, 60% de los países proporcionan datos sobre aves en peligro de extinción y el 58 % cubre mamíferos, pero sólo el 37 % proporciona datos sobre hongos y líquenes.

 

Uno de los hallazgos más interesantes es que en muchos casos los países reportan sus emisiones en el marco de acuerdos internacionales como el United Nations Framework Convention on Climate Change, pero no lo abren para sus propios ciudadanos. Es necesario que este tipo de estándares de reportes insten a los gobiernos a disponibilizar estos datos para realmente aumentar su impacto y valor.

 

Poniendo el foco en América Latina y el Caribe, la región tiene un puntaje de 26 puntos (lo cual incluye los 3 indicadores de emisiones, biodiversidad y vulnerabilidad), ubicándose levemente por debajo del promedio global de 27 puntos. Si bien hay países de la región que están liderando esta apertura como Brasil, Uruguay, México o Chile, la brecha entre los países es considerable y es en el Caribe donde se presenta la mayor falta de datos de cambio climático.

 

El cambio climático requiere datos y los estudios nos están demostrando que existen brechas significativas. Tal como informa el Policy Brief del Barómetro, las brechas en los datos reducen la precisión de las estrategias de preparación climática. Demorar acciones precisas para la mitigación no es un lujo que la urgencia de este desafío permite.

 

Ya lo vimos estos 2 años pasados con la pandemia: cuando hay decisión se pueden construir infraestructuras de datos rápidamente. En este día contra el cambio climático volvemos a poner la lupa sobre la necesidad de avanzar sobre estos objetivos y mejorar la calidad y disponibilidad de los datos para trabajar colectivamente por la mitigación de los efectos del cambio climático en nuestras comunidades.