Por Ana Gabriel Zúñiga, Gloria Guerrero y Violeta Belver

 

En esta sociedad donde generamos miles de datos por segundo, donde el Estado recopila millones de ellos, es importante asumirnos como generadoras de datos. Quienes recopilan, analizan y validan los datos representa históricamente una posición política. Además, los datos son una herramienta fundamental para el activismo. La intersección entre datos e incidencia es crucial para abordar las desigualdades de manera efectiva, priorizar acciones, monitorear los avances, sensibilizar y movilizar a la ciudadanía en la lucha por la justicia social y la equidad.

En esta nota recopilamos algunas de las ideas y experiencias compartidas durante el pasado 21 de marzo en el webinar Intersección de datos y activismo: advocacy en la agenda de inclusión, organizado junto a Hivos en el marco del #CSW68. En este conversatorio participaron Rebeca González, Directora de IncideJoven Guatemala, Andrea Rosales, Comunicadora de We Lead Honduras y Gloria Guerrero, Directora Ejecutiva de ILDA, quienes compartieron reflexiones y aprendizajes de su labor en el uso de datos para comunicar e incidir.

¿Comunicar con datos para la incidencia feminista?

Comunicar con datos es una herramienta poderosa para generar conciencia, movilizar a la sociedad y promover una transformación cultural hacia la equidad de género. A continuación, te compartimos algunas de las ideas sobre cómo los datos son una herramienta útil para narrar problemáticas, y para comunicar con impacto y generar acciones transformadoras:

Narrar para conectar

Sumar testimonios e historias a los datos permite humanizar la información, reconociendo que las emociones y sentires son importantes para conectar. Podemos usar analogías y otros recursos narrativos para trasladar los datos a la cotidianeidad. Cuando complementamos datos con información cualitativa significativa y las historias de vida, marcamos la diferencia para que el dato pueda conectar con las personas.

No hay dato sin contexto

Los datos son personas, historias, representan realidades específicas y pueden ayudarnos a identificar y visibilizar problemáticas. Cuando usamos los datos no debemos olvidar a quienes representa esa data, quién la diseña, recolecta, valida y analiza.

El dato tiende puentes

El dato por sí solo no va a lograr que las personas cambien de opinión, pero sí puede abrir conversaciones en contextos polarizados y ser un recurso para identificar, visibilizar y detonar puestas en común para atender las problemáticas que buscamos transformar.

Re-apropiarnos de la data

Una de las cuestiones más relevantes en esta intersección de datos y activismo es poder preguntarnos qué datos necesitamos para nuestras luchas, cuáles no existen y podemos crear o cuáles debemos exigir. Cuestionar e identificar las brechas de datos existentes es también un proceso de incidencia.

También es importante romper con el mito de que los únicos datos válidos son los generados por los Estados o las empresas privadas: los miedos y tecnicismos que nos alejan de la data. Re-apropiarnos de la data implica reconocer el valor intrínseco de los datos generados por las comunidades,desde la sociedad civil y las activistas.

Los datos son poder, y es momento de exigir la redistribución de ese poder, reconociendo que los datos generados por activistas y colectivos también son válidos. Nuestros datos valen porque son historias, personas,y realidades. Hay una brecha de conocimiento y acción de los gobiernos en reconocer estos datos, por eso, uno de los procesos necesarios de incidencia es exigir que esa data cuente y que los procesos de gobernanza de datos nos incluyan y tomen en cuenta al momento de diseñar, recolectar y analizar la data.