por María Esther Cervantes
En febrero de 2018, justo después de terminar mi carrera de Relaciones Internacionales en el Tec de Monterrey, me uní a ILDA como manager del Helpdesk de contrataciones abiertas, gestionado por ILDA en ese momento. En el mismo mes, recibí mi carta de aceptación a la maestría en Geografía en la Universidad de British Columbia. Así fue como comencé a vivir dos vidas paralelas, que han sido igualmente importantes en mi formación personal y profesional.
Desde ese febrero del 2018, he tenido la oportunidad de hacer un poco de todo en ILDA. Desde coordinar el Helpdesk de OCP hasta ayudar a apagar incendios en la organización de IODC en Buenos Aires 2018 y Abrelatam en Buenos Aires, Ecuador y desde casa. Mi experiencia en ILDA me ha permitido desarrollar habilidades en diversas áreas: organización de eventos, agente de viajes, editora de textos, traductora, diseñadora de power points entre otras tareas varias que hacía cuando me incorpore formalmente al staff de ILDA en el 2020 como asistente de investigación. Además de apoyar en las tareas del día a día en ILDA, durante la pandemia, fui seleccionada como parte de ILDA: La Próxima Generación, para hacer una investigación sobre datos y migración. Esto me permitió unir mi vida académica, ya había comenzado mi doctorado en UBC, con mi vida profesional en ILDA. Además, incrementaron mis responsabilidades de investigación en ILDA, y tuve la oportunidad de aprender y trabajar en varios temas como el estándar de femicidios con Silvana, inteligencia artificial y gobernanza de datos con Fabrizio y a imaginar futuros con Ana Sofía. Mi participación en esta investigación me llevó a ser investigadora asociada en ILDA y parte de la asamblea en 2021 y 2022.
Ahora, después de varios años en ILDA, he decidido cerrar este ciclo como investigadora. No me voy muy lejos, solo me encerraré en la biblioteca algunos meses para intentar terminar mi tesis de doctorado. Me uno a la ola de transiciones que estamos experimentando en la comunidad. Me llevo conmigo las mejores experiencias, aprendizajes y relaciones que me acompañarán en mi camino profesional.
Mi experiencia en ILDA es un ejemplo de cómo una comunidad puede ayudar a investigadores jóvenes a desarrollarse profesionalmente. A pesar de que mi formación de posgrado ha sido en Canadá y Estados Unidos, estar en ILDA me ha mantenido firmemente con el corazón en América Latina. ILDA me ha dado la oportunidad de tener un espacio de reflexión y discusión con personas que nunca hubiera conocido y que me han enseñado que hay muchas formas de hacer investigación. Me voy para intentar terminar la tesis, pero me llevo todas las lecciones aprendidas a lo largo de los años, y espero volver pronto a esta comunidad que me ha visto crecer.
Gracias a todas las personas que han sido parte de este camino, particularmente a los equipos de ILDA que me han enseñado con paciencia, se han preocupado por mi crecimiento personal y han intentado adivinar en qué ciudad estoy en cada llamada de equipo.
Muchas gracias por todo!
María Esther Cervantes