Por Gloria Guerrero
Directora Ejecutiva
Abril fue un mes de cambios y transición para ILDA. Desde el equipo, tenemos el reto no sólo de continuar el trabajo de los últimos 10 años, sino de evolucionar nuestra agenda en uno de los contextos más acelerados y complejos en materia de uso de datos, desarrollo tecnológico y crisis de representación democrática. Sin duda, seguiremos apostando por esta comunidad latinoamericana y vibrante que ha dejado huella en muchos de los procesos de apertura de datos en la región.
Hoy, en la nueva etapa de ILDA, impulsaremos el uso de datos y algoritmos para la gobernabilidad democrática en América Latina con un enfoque de inclusión, derechos humanos y apertura.
El uso de datos abiertos es y seguirá siendo una herramienta clave para promover la transparencia y la rendición de cuentas de los gobiernos en la región, hacia sociedades más informadas sobre políticas públicas, servicios y recursos. Sin embargo, sabemos que la apertura de datos no es suficiente por sí sola. Los datos son importantes no solo para detonar procesos de colaboración entre sociedad civil y gobierno, sino que son vitales para que los gobiernos puedan tomar mejores decisiones. Tener buenos datos también le permite al gobierno mejorar sus procesos y resultados.
Sin embargo, los resultados del Data Barometer nos han indicado que a pesar de todo el progreso de América Latina, aún persisten brechas significativas entre los países y un claro estancamiento del avance de la apertura y la construcción de capacidades. Esta medición nos marca un claro rumbo para impulsar aún con más fuerza, esta agenda y construir como región.
Los datos son un activo central de nuestras economías y de nuestras sociedades. Más datos en automático no son de valor si no respondemos las preguntas claves que se vinculan a los temas de gobernanza, privacidad, narrativas e impacto. Por ello, es importante asegurar que los datos sean accesibles, inclusivos y representativos para la ciudadanía, independientemente de su género, raza, etnia, nivel socioeconómico u otra característica. Además, es fundamental incorporar la perspectiva de género en la recolección y análisis de datos abiertos, de manera que se puedan identificar y abordar las desigualdades de género en diferentes áreas, como el acceso a servicios públicos, la educación, el empleo y la salud. Este es un trabajo que ILDA ha impulsado y seguiremos desarrollando.
La perspectiva de inclusión también debe ser considerada en el uso de la inteligencia artificial (IA) en la gestión pública. Si bien, estas tecnologías pueden tener un gran potencial para mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios públicos, también es necesario prevenir y abordar posibles sesgos o discriminación en la toma de decisiones automatizadas. Los algoritmos son tan buenos como los datos que los alimentan.
No debemos olvidar que la IA se basa en datos. Estos datos representan una visión del mundo y es importante que esa visión sea también la del sur global y sus comunidades. Es fundamental que los sistemas de IA sean transparentes y auditables, de manera que se puedan identificar y corregir posibles sesgos, errores o discriminaciones. La brújula para el desarrollo de esta y nuevas tecnologías deben ser los derechos humanos.
El pasado febrero, en línea con el espíritu colectivo de ILDA y en antesala al cambio de la Dirección Ejecutiva, se realizó el encuentro de la comunidad. Logramos debatir y reflexionar conjuntamente sobre el trabajo y los próximos pasos de ILDA hacia el futuro de la agenda de datos en nuestra región. Estas reflexiones, sin lugar a duda, alimentarán la estrategia de ILDA para los próximos años.
ILDA está en proceso de evolución. A diez años de los inicios de este proyecto, seguiremos apostando por el valor que los datos tienen para el desarrollo inclusivo y el fortalecimiento de nuestras democracias.