Javiera Atenas y Juan Belbis (investigadores asociados de ILDA)

El fenómeno de la data en sus distintas apariciones (big, open, clasificada, confidencial, etc) ha llegado para quedarse y está alterando la forma en la que comprendemos la política, la gestión, los fenómenos sociales, los sistemas mediáticos y muchos otros circuitos de nuestra vida diaria. En este sentido, la conversación sobre los datos abiertos es profundamente relevante para los sistemas educativos universitarios, aún cuando se percibe una cierta falta de interés sobre sus abordajes en las comunidades educativas. El potencial transformador de los datos abiertos no reside sólo en su valor como recurso educativo y como motor para el desarrollo de iniciativas de Ciencia Abierta, sino como una herramienta para activar la comunidad universitaria en una participación activa y democrática en hacia la mejora de la educación superior en su conjunto a través de la innovación y la rendición de cuentas.

Observamos tres grandes caminos confluyentes por donde encarar los Datos Abiertos en la Educación Superior:

Su aporte intrínseco al desarrollo educativo: los Datos Abiertos le permiten a los estudiantes aprender a resolver problemas reales, desarrollar conocimiento y vincularse con la investigación participativa. Les permite entrar en contacto con nuevos formatos de contenidos y aprender a manejar herramientas de análisis, visualización y procesamiento de datos, un elemento clave para lo que Van Es & Schäfer (2017) llaman una sociedad datificada.

Su valor científico: los Datos Abiertos son el corazón de la Ciencia Abierta, ya que facilitan no sólo la investigación científica, sino que promueven su transparencia, facilitando a otros investigadores la posibilidad de reproducir investigaciones, así como cruzar sus datos crudos y combinarlos con otros, expandiendo los límites del desarrollo de conocimiento en campos diversos, como es mencionado en la publicación de Bartling & Friesike (2014).

Sus aportes a la transparencia y la rendición de cuentas: las universidades públicas deben rendir cuentas como cualquier otra institución pública con el fin de que la comunidad pueda comprender cómo se ejecutan los fondos públicos, quiénes y cómo son contratados, cuál es la distribución de cargos, y cómo son las escalas salariales.

En relación con el primer punto, hay que reconocer los aportes realizados en los últimos años respecto de la relación entre los Datos Abiertos y los Recursos Educativos Abiertos (REA ) por Javiera Atenas, miembro de nuestro equipo. Junto con Leo Havermann su enfoque ha sido el desarrollo de habilidades transversales utilizando datos abiertos, así como junto a Annalisa Manca, Chiara Ciociola y Fabio Nascimbeni han trabajado en señalar el rol de las Pedagogías Críticas al diseñar estrategias educativas centradas en Datos Abiertos. Javiera y Leo además han editado un libro recopilando estudios de caso reflejando el uso de los Datos Abiertos como REA.

Pero el escenario de los datos está en un período de crecimiento constante, por lo que necesario enfocar los estudios en el impacto que los Datos Abiertos pueden tener en comprender la relación entre los diferentes formatos mediáticos y la democracia como elementos clave para promover la participación social. En este sentido las Universidades deberían comenzar a considerar a los Datos Abiertos como canales de vinculación entre los estudiantes, las instituciones académicas y la sociedad en general. Esto puede reflejarse en la incorporación de datos gubernamentales, vivos y reales en el desarrollo de investigaciones, con el fin de mejorar procesos públicos tanto como generar conocimiento aplicado.

Respecto del segundo punto, los Datos Abiertos en el contexto de la Ciencia Abierta, esto implica de forma práctica que la divulgación científica no está anclada sólo en el impacto de las publicaciones. La difusión de los datos puede complementar el formato tradicional de los artículos científicos , y pueden ser utilizados no sólo por académicos que quieran enseñar usando datos provenientes de investigaciones o por estudiantes para aprender sobre un tema, sino además por otros sectores y actores pueden reutilizar estos datos y mezclarlos con otros con el fin de seguir agregándole valor y generando diferentes tipos de conocimiento en instancias de investigación de ciencia ciudadana o de investigación científica por ejemplo.

En el tercer punto, aquel que refiere a la transparencia, es necesario considerar que las universidades producen datos en diferentes formas y formatos. Los investigadores producen datos científicos, los estudiantes producen datos desde que interactúan con los sistemas de inscripción a una carrera o a una materia, así como dejan un rastro digital sobre sus desempeños académicos, sus datos personales, los rumbos académicos, y un sinfín de huellas digitales (en ceros y unos). Ni hablar de los profesores con el desarrollo de las currículas, programas, rendimiento de los alumnos y todo su propio rastro administrativo. La institución en sí misma, además de recopilar todo lo mencionado anteriormente en sistemas de gestión debe registrar las transacciones económicas y financieras relativas a su funcionamiento diario, obras de infraestructura y transferencias con terceros. La clave es que la mayoría de estos datos (que deberían ser públicos): A) no están digitalizados; B) están ocultos adrede; C) no están en formatos publicables; D) son confidenciales.

En una mayoría de los casos ni siquiera los propios miembros de las comunidades educativas pueden acceder a estos datos, generando cajas negras que degradan la participación de sus miembros en la toma de decisiones, ni hablar de los ciudadanos que con sus impuestos financian estas actividades y ni siquiera son parte de la comunidad.
Los datos producidos dentro de los muros de las universidades, una vez abiertos pueden fortalecer la transparencia, conduciendo hacia la construcción de una confianza explícita hacia adentro de sus comunidades. En los últimos días se ha publicado un reporte sobre los Datos Abiertos en la universidad (un nuevo combustible para la transformación), donde se resume de forma interesante las oportunidades y desafíos que surgen de abrir datos en las instituciones que componen el sistema de Educación Superior. En ese sentido Universities UK publicó el año pasado una guía denominada Datos Abiertos en la Educación Superior: una guía introductoria, que brinda pautas para Universidades que estén dispuestas a mejorar su calidad y servicios utilizando estrategias centradas en datos.

En el momento en el que la comunidad universitaria tiene acceso a los datos y cuenta con capacidades de analizarlos y procesarlos, los procesos de confianza en la gestión universitaria g se verán fortalecidos, ya que los actores involucrados podrán intervenir de forma positiva en aquellos tópicos que les afecten de forma directa. Si las universidades abren sus datos y se fomenta la reutilización de los mismos por parte de su propia comunidad, diferentes problemáticas emergentes pueden ser tratadas con una seriedad compartida. Temas como la desigualdad de género en los escalafones académicos o sesgos en los índices de graduación, así como debates sobre la eficientización de los gastos o una distribución de fondos equitativa entre diferentes carreras pueden ser encarados en conversaciones maduras. Se podrían combatir con argumentos los casos de corrupción, nepotismo o discrecionalidad extrema de los cuáles las instituciones educativas no son exentas. En resumen, se podría colaborar de forma colectiva para que las universidades cumplan con su rol social y político.

Para nosotros, adoptar el uso y producción de datos abiertos en las Universidades, puede conducir a ciertos beneficios, como innovar a nivel pedagógico desarrollando habilidades transversales en los estudiantes, ampliando el impacto de la investigación ya que los datos pueden ser considerados materiales citables y además mejorar la gobernanza universitario fortaleciendo cada unas de las áreas clave en las universidades.

Estaremos en Costa Rica a fines de agosto participando de AbreLatam y ConDatos, con el fin de dar estos debates sobre el rol de los Datos Abiertos en la educación. Además, tendremos la oportunidad de brindar un taller en la Universidad de Costa Rica centrado en el uso de Datos Abiertos en contextos académicos, dando continuidad al taller realizado junto al Núcleo REA el año pasado en la Universidad de la República en Uruguay.

 

Aquellos interesados en profundizar estas conversaciones y llevarlas a los ámbitos universitarios de su país los convocamos a que nos dejen sus comentarios aquí, nos contacten por Twitter (@jatenas, @juanibelbis, @idatosabiertos) y nos toquen el hombro si andan por Costa Rica la última semana de agosto, así intercambiamos ideas y proyectos.

Articulo originalmente publicado por Javiera Atenas en https://oerqualityproject.wordpress.com/2017/08/07/why-open-data-matters-in-higher-education/